Muchas veces nos hemos hecho esa pregunta, o nos la han hecho, o la hemos escuchado, tal vez con otros términos o en algún contexto relacionado. Pero, ¿qué es lo que en verdad preferimos? Sinceramente preferimos ambas dirán todos. Yo me incluyo, puesto que ambos términos «dinero» y «felicidad» están conexos de diversas y curiosas maneras. Trataremos de ser prácticos, y como buenos matemáticos que NO somos, llamaremos D a la variable «dinero» y F a la variable «felicidad». Por poner un ejemplo, en mi caso particular, a mayor D puedo comprar mayor cantidad/calidad de coches a escala, tenerlos en mi poder, verlos, disfrutar sus detalles solo o en compañía de mis buenos amigos, postear sus fotos o un largo etc.
Si tengo más de éstos, puedo decir que soy más feliz (claro que la felicidad me la puede dar un coche o mil, indistintamente pero asumiremos que tener más coches me vuelve más feliz), así que a más D resulta que tengo más F. Interesante ¿No?, ahora cada uno de ustedes puede llevarlo a su caso particular. Pero nos asalta una duda, ¿Podremos siempre relacionar la variable F con algún item material que sea cuantificable y criticable u objetable en su calidad/duración/resistencia/tamaño/aspecto? Muchos dirán que no; y tienen razón. Cuando tratamos de cosas abstractas o inmateriales nuestra ecuación que parecía tan simple se vuelve irrealizable, o desde el punto de vista de nuestros amigos (¿dije amigos?) los filósofos estamos ante una falacia.
Crónicas Legionarias 